El México que dejó Peña

 

Mouris Salloum George*

Limitado en su retórica, una vez Peña Nieto soltó: No hay chile que les embone.

 

Los líderes de opinión festejaron el chascarrillo, sin darse por enterados que el mexiquense no resistía los cuestionamientos. El gobierno no actúa: ¡Moles! Si actúa, ¡Moles!

 

Hace dos años, el Presidente se reunió con algunos conductores y comentaristas de medios electrónicos. En la agenda de la cita estuvo la liberación de los precios de las gasolinas.

 

Esa misma tarde, algunos de los selectos convidados, halagados por la distinción, calificaron de grato el encuentro: Hicieron mutis al gasolinazo.

 

Para entonces, fuentes del sector privado ya habían hecho una evaluación preliminar del mandato peñista. Encontraron que, entre los compromisos del 1 de diciembre de 2012, aparecía un déficit de 22 pendientes.

 

En el inventario sobresalían la fuga de 50 mil millones de dólares, subyacentes altos niveles de corrupción, predominio de los poderes fácticos, crimen organizado galopante, favoritismo contractual a constructoras extranjeras y empobrecimiento de las clases medias.

 

Una perla negra: La resistencia a bajar los salarios de los funcionarios públicos, que ya consumían 40 por ciento del gasto corriente. Esto lo denunciaba los hombres de negocios.

 

Al concluir el sexenio (2,290 días) esos indicadores se habían disparado exponencialmente.

 

El nuevo gobierno cumple 60 días. Los líderes de opinión le ponen tache en casi todas las asignaturas. No hay chile que les embone. Lo dijo Peña.

*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.

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